sábado, 25 de febrero de 2012

La historia de la foto del año.


Samuel Aranda cumple el próximo mayo 33 años y ha recorrido mucho camino hasta llegar a la foto de Yemen que ha recibido hoy el premio. . En los últimos años colaboró principalmente con El País y El Periódico de Catalunya. También ha trabajado para la agencia Afp y ha publicado su trabajo en The New York Times, Le Monde, Newsweek, Stern y Geo, entre otros. Hoy habla con nosotros desde la terraza de su casa en Túnez, lugar donde reside desde hace un año. El premio no parece haberle cambiado mucho la vida, aunque si se muestra abrumado por las llamadas telefónicas. “Ahora estoy donde siempre. Cuando me llamaron por teléfono para decirme que me habían dado el World Press Photo, estaba mirando en internet mi cuenta del banco para ver cómo pagaba el alquiler de este mes”, nos cuenta Samuel.
No es casualidad que la foto que ha lanzado a Samuel a lo más alto del periodismo mundial sea una imagen tomada en un país árabe. “Llevo trabajando intensamente en los países árabes desde hace 10 o 12 años. Mi primer destino internacional cuando tenía 19 años fue Gaza. Siempre me sentido muy a gusto en el mundo árabe, de cómo es la cultura y de la gente de aquí. Cuando empezó la revuelta en Túnez cogí un vuelo sin tener encargo, sin nada. Empecé a cubrirlo, luego fui a Egipto, Libia y Yemen”, dice el fotógrafo.
El trabajo en un país como Yemen es tarea difícil y en la mesa de fotografía del diario Público siempre andamos cortos de fotos de este país. Es incluso difícil entrar si eres periodista, al parecer Samuel se hizo pasar por estudiante: “Conseguimos un visado por la puerta de atrás, con la ayuda del diario The New York Times.” Samuel considera clave y da especial importancia a la manera de trabajar del periódico americano: “Apostaron por mi desde el principio y me dieron libertad total de movimientos. Me siento muy contento de encontrar como cliente a un diario que apuesta por tener fotos propias y tener gente en el terreno.”
El New York Times sigue apostando por fotógrafos específicos sobre el terreno para que les suministre material gráfico exclusivo. Un sistema que tiende a desaparecer en la prensa mundial pero que da como fruto una información diferenciada del resto de cabeceras que se suelen nutrir de las mismas agencias de noticias


¿Cómo se hizo la foto?
Al escuchar el relato de cómo llegó Samuel a hacer esta imagen, no puedo dejar de imaginármelo por las calles de Saná disfrazado de yemení. “Creo que era el primer día que salía a hacer fotos. Como no tenía permiso para trabajar, me tenía que mover con mucho cuidado por la ciudad. Contacté con un tipo que tenía una moto y me movía con él vestido como los locales llevando una cámara pequeña. Una D700 con un 35mm fijo. La foto la hice en una mezquita que utilizaban como hospital para los manifestantes heridos por los francotiradores. Sobre el terreno, la gente en Yemen se portaba muy bien y era muy fácil trabajar con ellos. La parte difícil era el ejército y la policía.”
Samuel parece mantener los pies en la tierra a pesar del galardón y, antes de despedirnos, hace una reflexión sobre la profesión y el WPP. “Este mundo del fotoperiodismo suele ser un poco egocentrista, está muy bien recibir un premio como el World Press Photo y lo agradezco muchísimo, pero lo importante de nuestro trabajo, lo importante de esta foto, no soy yo como fotógrafo, es esta mujer y lo que pasa en Yemen. Este es un oficio que se basa en documentar lo que vemos y poco más, no tiene muchos secretos, no soy ningún artista. La mayoría de los fotógrafos que conocemos podrían haber hecho esta foto.” Pero fue Samuel Aranda fue quién la hizo esa foto.
 

 "Espero que las noticias se hagan eco de lo que piden en Yemen, que no es más que una democracia." Accesible y humilde, el joven fotógrafo de la localidad barcelonesa de Santa Coloma de Gramenet  ha visto recompensado su trabajo con un primer premio World Press Photo, el galardón más prestigioso del fotoperiodismo internacional.
Su fotografía de una mujer atendiendo a un familiar herido en una manifestación contra el régimen del presidente yemení Abdullah Saleh se encaramaba esta mañana a lo más alto del Wolrd Press, el premio de fotoperiodismo mas importante del mundo.


 

Hay veces que a uno le pasa por la cabeza ¿por qué?, ¿por qué estoy aquí?, ¿por qué hago este trabajo?, ¿por qué me he tenido que meter en esto? El 15 de octubre del año pasado fue uno de esos días. Recuerdo llegar a la zona controlada por los manifestantes Anti-Saleh. Era el primer día que decidí salir a hacer fotos, después de casi una semana en Sanaa, en la que me dediqué básicamente a hacer contactos y coger el ritmo a la ciudad.

Recuerdo llegar a la plaza de Change Square, y en menos de media hora empezaron los disparos. Los francotiradores del gobierno empezaron a disparar a los manifestantes y poco después empezaron a caer también proyectiles lanzados por sus tanques. Corrí hacía la mezquita que utilizaban los manifestantes como de hospital improvisado, y no pasó mucho tiempo hasta que los primeros heridos y muertos empezaron a llegar. Recuerdo mucho ruido, muchos gritos, y entonces me vino a la cabeza ese pensamiento que a veces pasa ¿que estoy haciendo yo aquí?.

Entré en una pequeña carpa donde atendían a los heridos y allí estaban Fátima y su hijo Said. Fátima creo que era la única persona que no estaba llorando o gritando en ese momento. Me llamó la atención con el cariño que arropaba entre sus brazos a Said. Los fotografié y rápidamente se llevaron a Said hacia el interior para atenderlo. Fueron pocos segundos, no tuve ninguna intención de representar algo parecido a la "Piedad" como se ha dicho en muchos foros , etc..., simplemente documentaba lo que pasaba.

El pasado viernes 17 de febrero volví a Sanaa, con mi gran amigo y compañero Xavier Mas de Xaxas, Fátima y Said nos recibieron en su casa familiar donde viven más de 100 personas de la misma familia. Como yo esperaba encontrar, son una familia magnífica, Fátima me había hecho unas galletas caseras, hablamos mucho sobre el premio y lo que había ayudado a que Yemen volviese a las noticias.
Fatima me dio la mano, me agradeció una vez más que hubiese decidido venir a Yemen para documentar su revolución , y Said, algo más efusivo , me abrazó y me besó en las mejillas, me pidió mi teléfono para estar en contacto, se me humedecieron los ojos de alegría, y recordé porqué hago esto."


información recopilada de diversas Webs:
www.quesabesde.com
www.blog/mesadeluz/20minutos.es

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