Tras el rastro del
diluvio
Quedan rastrojos de
cielo fragmentado,
Roto en pedazos
sobre el concreto.
Somos dos
desconocidos que nos buscamos mutuamente,
Después de la
lluvia,
Al caer la noche.
No sabemos que existimos,
Pero nuestra ausencia nos quema,
Nos baña de sopor,
Nos abochorna de este calor caribeño,
Mientras nos abandonamos en las calles.
Como dos huérfanos,
Necesitados,
Añoramos lo intangible,
Lo soñado.
Perdidos, estamos perdidos,
El uno del otro.
Mientras los charcos,
Fragmentan el cielo en el suelo.
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